Miguel Mihura Santos, nacido en Madrid el 21 de julio de 1905, hijo de Miguel Mihura Álvarez. Se interesa por el mundo del teatro debido a que su padre es un gran conocido actor cómico, autor de zarzuelas y empresario teatral. No le gusta estudiar demasiado, así que abandona el curso una vez ha finalizado el bachillerato y se dedica al mundo artístico. Al poco tiempo, se ve colocado en la contaduría del teatro Rey, gracias a su padre. Allí empieza a mostrar interés por lo que viene a ser el arte escénico.
Durante el 1923, dibuja para diferentes periódicos como La Voz, El Sol, Ya… No mucho más tarde, sufre una dolencia ósea, la cual le obliga a mantener reposo. Este hecho le proporciona tal cantidad de tiempo libre que se dedica a escribir “Tres sombreros de copa”, que consigue acabarlo en 1932.
En 1934, hace sus primeros trabajos en el mundo cinematográfico.
En 1941, una vez finalizada la Guerra mundial, crea una nueva revista de humor llamada La Codorniz. Vende sus derechos a un nuevo director, y pasado un tiempo deja de colaborar con la revista ya que no le gusta demasiado la nueva línea que ésta sigue.
Es considerado como uno de los precursores del teatro de lo absurdo; sin embargo, tras su estreno en 1953, siguió una línea menos innovadora, pues se acomodó a los gustos del público. En muchas de sus obras predomina como tema el conflicto que establece entre el individuo y la sociedad que le rodea; es decir, le preocupa el peso de la sociedad sobre el individuo ya que coarta su libertad con sus convencionalismos, basados generalmente en una forma de vida tradicional y obsoleta, y, por tanto, le impide ser feliz.
Se aparta del mundo del teatro y el cine y deja de escribir en 1968. En 1972 recibe un premio de la Real Academia, por todo el conjunto de obras que creó anteriormente.
Fallece el 28 de octubre de 1977 por dolencias hepáticas. Dejándonos tras él un nuevo uso de la comedia, criticar la sociedad de una forma diferente.
Dos de sus obras más conocidas son:
Melocotón en almíbar, que cuenta la historia de cómo cinco atracadores, tras haber desvalijado una joyería en Burgos, se refugian en un piso alquilado. Cuando Cosme, uno de ellos presenta síntomas de lo que en principio parece un resfriado y termina mostrándose como una pulmonía, esconden las joyas en una maceta y avisan a la dueña de la vivienda, Doña Pilar para que avise a un hospital. En el sanatorio, ante la falta de enfermeras, envían una monja, Sor María, para que atienda al enfermo. Sor María, comienza a hacer preguntas de difícil respuesta para los atracadores. Ante la perspectiva de ser descubiertos, terminan abandonando el lugar, pero su botín cae en manos de Sor María debido a la enorme confusión e inteligencia de Sor María de los Ángeles.
La Tetera que nos narra la historia del apuesto Juan y la poco agraciada Julieta son un matrimonio burgués que residen en una anónima y pequeña capital de provincias española. La diferencia estética garantiza a Juan que su esposa jamás le abandonará, venciendo de ese modo sus inseguridades. Su vida apacible se ve quebrantada cuando aparece el cadáver del novio de la bella Alicia, hermana de Julieta. Todas las sospechas recaen sobre Juan de quien se piensa que Julieta será su próxima víctima para poder conseguir los favores de Alicia. Este fatal desenlace sucede, pero Juan resulta ser inocente. Juan, resignado y aun sin amarla, acaba esposando a Alicia.